No al desperdicio de comida

Friolisa Pomona Iberia, comprometida con la lucha contra el derroche alimentario

El 94% de los españoles tira comida a la basura, una circunstancia que supone uno de los principales problemas medioambientales actualmente. Y si bien el 60% de la población reconoce que el derroche de comida es una realidad contra la que hay que luchar, sólo un 6% del total afirma no desechar nunca alimentos. Los datos se extraen del último informe de Too Good To Go, un proyecto (app) cuya finalidad es la lucha contra el desperdicio alimentario.

 

Si bien la concienciación es cada vez mayor, es habitual que en los hogares españoles se siga cocinando sin calcular bien las proporciones; a su vez, y aunque últimamente menos, parece haberse perdido la cultura del aprovechamiento. Entre los alimentos que más se tiran a la basura están los huevos, el pescado, la carne y los lácteos.

 

La situación no es mucho más halagüeña en los restaurantes, donde a los deshechos alimentarios habituales del establecimiento hay que sumar las sobras que dejan en los platos los comensales; las raciones sobredimensionadas o el exceso en la elección de platos son factores que acrecientan esta circunstancia. Lo mismo ocurre en comedores escolares y universitarios, así como en hospitales o centros comerciales, foco importante de desperdicio de alimentos.

 

El problema, así, no se circunscribe a la esfera de las casas, sino que está más que generalizado. Para paliar el desperdicio de alimentos, cuya eliminación también es muy costosa para el medio ambiente, se promueve la práctica de un control de stocks muy riguroso. Desde Friolisa Pomona Iberia, de hecho, nos sumamos a este reto: siendo muy conscientes de estas preocupaciones medioambientales, sometemos a nuestro stock a un control pormenorizado, calculándolo rigurosamente para ofrecer a los clientes los mejores productos, siempre en el momento de consumo óptimo.

 

A su vez, y desde hace muchos años, nuestra política de empresa se define, entre otras cosas, por evitar que los alimentos acaben en la basura. Por ello, colaboramos con diferentes organizaciones, como con el Banco de Alimentos, para que estos productos puedan tener una segunda vida y llegar a las personas necesitadas, evitando a la vez que se destruyan. Ponemos freno, así, a la destrucción de comida y colaboramos con las personas menos favorecidas, en una relación de simbiosis en la que todas las partes salen beneficiadas.