El gazpacho, los campesinos andaluces y el Quijote

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En mayo llega el buen tiempo y, mientras guardamos los abrigos para el próximo año, nuestra dieta también cambia. Las sopas y los guisos desaparecen por otras comidas más frescas. Sin duda, el plato estrella cuando el sol empieza a apretar es el gazpacho.

 

Su receta se recita de memoria en muchas casas españolas. Pimientos, tomates, ajo, pepino, cebolla, sal, vinagre, aceite de oliva y agua. Todo triturado en un recipiente y a la nevera, para luego servirse bien frío. Sin embargo, el origen de esta sopa de verduras no está tan claro.

 

Existen muchas elaboraciones a lo largo de la historia que guardan cierto paralelismo con el gazpacho: en el siglo VII durante el Al-Andalus e incluso en Roma en el siglo I a.C. Pero lo cierto es que las teorías más convincentes datan su origen en el siglo XVI. En esa época se empezaron a cultivar sus ingredientes principales, el tomate y el pimiento, tras el descubrimiento de América.

 

En Andalucía nació la versión del gazpacho que se extendió universalmente. Fueron los campesinos quienes lo incorporaron a su dieta. Era el plato perfecto para combatir las largas jornadas al sol. Un vaso de gazpacho saciaba sus apetitos y además contenía todo el alimento necesario. Más adelante, en el siglo XIX, los burgueses rompieron con los prejuicios sobre el gazpacho -caracterizado como una comida de campesinos y pobres- y comenzaron a tomarlo.

 

En la obra universal de Cervantes, Don Quijote no parece entusiasmado con esta elaboración: ”Más quiero hartarme de gazpacho que estar sujeto a la miseria de un médico impertinente que me mate de hambre”. Tal vez porque no probó nuestro gazpacho elaborado con ingredientes frescos. Un producto en promoción en nuestro catálogo y que el martes 9 de mayo todavía tendrá un precio más rebajado. En Geland, como siempre, buscamos satisfacer a nuestros clientes con los productos de la mejor calidad al precio más bajo.